Lo mejor que puede suceder con la lectura de un libro es que nos provoque. Que nos incomode por injusto, cruel, tierno, amoroso, desconcertante… pero que siempre nos saque de nuestro lugar.
Una de las cosas más lindas de poder trabajar novelas con los adolescentes, es poder escuchar lo que tienen para decir. Porque la lectura produce polisemia y cada uno genera su propia interpretación que es absolutamente única y distinta a la del otro.
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Encuentro de alumnos
con Eduardo Sacheri
(Octubre 2013)
Encuentro de alumnos
con Guillermo Martínez
(Junio 2014)